La nueva Xbox Series S es la consola de gama de entrada en la nueva generación de Microsoft, la cual ocupa el papel de hermana pequeña en comparación con la monstruosa y potente Xbox Series X. Además de ser un 50% más pequeña y totalmente digital, Xbox Series S no se queda muy atrás en potencia ya que proporciona a todos sus jugadores ciertas novedades de la nueva generación como son los tiempo de carga más rápidos y el uso del Ray Tracing, entre otras cosas, pero ¿merece la pena?. En este artículo os sacaremos de dudas, aunque también podéis echar un vistazo a este otro sobre si vale la pena adquirir el paso entre Series S Y X
Microsoft realmente tomó en consideración a toda la comunidad cuando decidió sacar a la venta esta nuevo tipo de consola, ya que aunque muchos no lo creeamos, Series S es el futuro de las consolas. Esta diseñada para poner punto y final al formato físico, necesario en parte si queremos seguir cuidando el planeta, y además, una forma inteligente de darle más importancia al exitoso servicio de suscripción, el Game Pass. La segunda consola de nueva generación de los de Redmond tiene muchas ventajas, por ello, os dejamos con 5 puntos clave sobre porqué merece la pena comprarse una Xbox Series S.
Xbox Series S, ¿Vale la pena comprarla?
1. Xbox Series S es muy económico
La Xbox Series S se puede encontrar en Microsoft Store y en otros portales de compras a un precio significativamente más bajo. Todos los que sueñan con saltar a la nueva generación pero no tienen suficiente dinero para una circunstancia u otra ya saben que la hermana de Xbox Series X es la decisión correcta.
2. Xbox Series S pasa a la próxima generación
La Xbox Series S nos permite disfrutar de todos los juegos de próxima generación, jugándolos a hasta 1440p y 120 FPS por segundo, incluidas algunas de las características clave de la serie X, como Ray Tracing, HDR y tiempos de carga súper rápidos. Sin embargo, el único inconveniente es que la consola tiene un disco duro de 512 GB mucho más pequeño que el disco de la serie X de 1 TB, aunque aún puede expandirlo gracias a las tarjetas de expansión de almacenamiento de SEAGATE.
3. Un CPU que brilla e idéntica a la de Series X
La Xbox Series S justifica su precio más bajo, tanto por algunos escuetos términos de gráficos, como almacenamiento y diseño. Sin embargo, en términos de velocidad y potencia, Microsoft no se echó atrás en este sentido. La CPU de la Xbox Series S es casi idéntica a la de la Xbox Series X. Ambas tienen una CPU AMD Zen 2 de 8 núcleos, con muy poca diferencia en la velocidad del ancho de banda. Teniendo en cuenta la diferencia de 200 euros entre una consola y otra. Es sorprendente que Series S tenga una CPU tan poderosa.
4. Compatibilidad con versiones anteriores casi absoluta
A pesar de que Xbox Series S no es retrocompatible con los juegos antiguos de formato físico que no se encuentren en la Store de Xbox, gracias al trabajo de Microsoft con la retrocompatibilidad, con Series S también podremos disfrutar de miles de juegos de hasta 4 generaciones detrás. La mayoría de ellos se pueden jugar sin problema. Además, los de Redmond siempre están aumentando esta lista de juegos compatibles con versiones anteriores, aumentando así el vasto catálogo de juegos disponibles.
5. Diseño ergonómico
La Xbox Series S tiene un diseño simple y perfecto, a la medida de nuestras necesidades. No tendremos que calentarnos la cabeza para ver cómo agregar esta consola a nuestra caótica oficina. La serie S es lo suficientemente pequeña para adaptarse a cualquier circunstancia. Incluso si quieres llevarlo de un lado a otro, gracias a su reducido tamaño, siempre podemos llevarlo con nosotros.